martes, 2 de octubre de 2012

La solidaridad, como el movimiento, se demuestra andando


 Este vídeo corresponde a una de las jornadas de huelga en Videoreport Canarias (abril-mayo 2010).

Por Héctor Fajardo (*)

El sector de la comunicación en Canarias vive quizá su momento más duro. Sigue existiendo la necesidad de estar informado, pero la rigurosidad y calidad de esas informaciones es lo que parece que ya ha dejado de importar. Las empresas del ramo han llevado a cabo una campaña de hostilidad constante hacia los trabajadores y la precarización se ha convertido en endémica en las Islas. Nunca antes los profesionales de los medios habían importado tan poco. No solo al tejido empresarial, sino a la clase política y a la propia ciudadanía, me atrevería a decir, ya que satanizan al trabajador como si fuera el responsable de la línea editorial de su medio. Un profesional poco valorado, con condiciones laborales humillantes y con escaso reconocimiento social, no es capaz de realizar un trabajo que sirva al interés general.

El objetivo del empresario no es otro sino el de despojar a los compañeros de los pocos derechos que aún se respetan en una redacción o en el gabinete de prensa de turno. Sus intereses no son los nuestros, ni siquiera su concepto de la moralidad. Sueldos cada vez más ridículos y condiciones de trabajo que rozan la esclavitud están a la orden del día en este tipo de empresas. Los despidos se suceden a diario, en forma de goteo o mediante expedientes de regulación de empleo. Nadie opone resistencia, nadie grita ni protesta, por lo tanto les resulta rentable. El miedo nos atenaza, aunque la vergüenza por no defender nuestros derechos sea mayor castigo.

Desde la llegada de la crisis, el ámbito de la comunicación ha sido de los más afectados. Proporcionalmente, podríamos equipararlo al sufrimiento del sector de la construcción. Más de 500 puestos de trabajo se han destruido en los últimos años, condenando a esos trabajadores al paro, o en el mejor de los casos, a otro sector de la economía, ya que esos empleos no vuelven a recuperarse. ¿Para qué, si los empleados que quedan permiten que se les explote para aumentar la producción con menos salario y menos personal?

¿Por qué ocurre esto?

Podríamos decir que por la crisis o, incluso, señalar la maldad del patrón. Sin embargo, una gran parte de la responsabilidad la tenemos nosotros. Trabajadores sin conciencia de clase que caminan sin rumbo al matadero, sin poner resistencia ante el que agarra un cuchillo y trata de cortarnos el cuello. Años de desmovilización han logrado como resultado que nos convirtamos en borregos incapaces de defender lo que es nuestro y lo que nadie debería haberse atrevido a robarnos nunca. Aún estamos a tiempo de aprender a movilizarnos, de volver a la senda de la solidaridad. Y estas asambleas deben servir para ello.

Mientras, todos bajan la cabeza, incluso cuando nuestro medio nos obliga a firmar informaciones con las que no estamos de acuerdo o a ceder ante las directrices del Gobierno de turno que nos ordena que enfoquemos una noticia desde un determinado punto de vista. Lo aceptamos sin cuestionarlo, cuando lo que deberíamos hacer es negarnos a ser cómplices de la manipulación. Estamos dando la razón a diario a aquellos ciudadanos que desconfían del periodista, al que consideran parte del problema y no de la solución.

Muchos de los profesionales, para sentirse bien consigo mismos, afirman que cumplen un servicio público. No es cierto. No lo hacen. Solo son lacayos, incapaces de revelarse contra el que los oprime. Sin embargo, no culpo a quienes mantienen esa actitud, ni mucho menos. Sería un suicidio profesional desmarcarte de la línea editorial de tu medio o enfrentarte a diario a un cargo superior (en el organigrama de la empresa). Es fácil cortar la cabeza del que sobresale, lo difícil es cortarlas todas. Ojalá un día la clase trabajadora se una en todos los sectores, y todos los sectores entre sí. Solo mediante un tejido fuerte de solidaridad se podría detener el tsunami que se nos viene encima. Porque que nadie se lleve a engaño. Esto no ha hecho más que comenzar.

Trabajar en un medio de comunicación o en un gabiente de prensa ciertamente debe modificar nuestra capacidad de captación de la realidad. No es lógico creer que se pertenece a un colectivo privilegiado por codearse con políticos y empresarios u obtener informaciones de dificil acceso para gran parte de la ciudadanía, mientras se cobran 600 u 800 euros al mes.

En los últimos años se han ejecutado despidos colectivos en la extinta La Gaceta de Canarias, El Día, La Opinión, Diario de Avisos, Videoreport Canarias (Servicios Informativos de TV Canaria), Canarias7, La Provincia, Canarias Radio La Autonómica, RTVC, ACN Press, Canal 9 Las Arenas, Radio Isla, Canal8 TV... y un largo etcétera. ¿Vamos a continuar cruzados de brazos? Cuando ya no quede nada no habrá nadie para luchar y ya no habrá nada por que hacerlo. Por no quedar, no quedará intacta ni nuestra dignidad, tan menospreciada en estos tiempos.

Muchos creen que el sindicalismo está desfasado en muchas de sus facetas; lo cierto es que hoy en día hay más motivos que nunca para organizarse y presentar oposición a aquellos que poco a poco quieren erradicar todo atisbo de derecho del trabajador. El sector de la comunicación históricamente ha sido un colectivo desorganizado, implicado en disputas individuales entre compañeros, tan estériles como estúpidas.

Yo les propongo comenzar por mostrar un pequeño gesto de solidaridad por aquellos que diariamente lo pasan mal, por las víctimas de la avaricia de un empresario enloquecido, por los últimos trabajadores despedidos o por el empleado autónomo que no logra suficientes clientes para alcanzar un sueldo, ya no digno, sino que le permita comer a diario.

Estas Asambleas Abiertas son una oportunidad para organizarnos y luchar. No olvidemos que los profesionales de la comunicación también son trabajadores, por lo tanto tenemos una responsabilidad histórica en defensa de unos derechos que no fueron regalados, sino conquistados.

(*) Héctor Fajardo es secretario de Acción Sindical de la UPCC

¿Falta autocrítica en el periodismo canario?




La primera Asamblea Abierta de Periodistas Canarios, celebrada en Santa Cruz de Tenerife el pasado sábado, sirvió como plataforma de salida para analizar y proponer ideas que intenten paliar y expresar la delicada situación que atraviesa el sector de la comunicación en las Islas. El próximo sábado el foro se trasladará a Las Palmas de Gran Canaria para mantener una cita, tras la cual se expondrán las primeras conclusiones y grupos de trabajo.
En un distendido debate se analizó el sector de la comunicación y sus fuertes debilidades, que han permitido un retroceso laboral y ético peligroso para los profesionales y para la sociedad en su conjunto, destinataria de la información.
Entre otros problemas se habló de un sector dividido, poco solidario, con falta de autocrítica y con muchas incertidumbres en su presente y futuro más inmediato. Sin embargo, y dado el espíritu de la convocatoria, se realizaron propuestas que puedan servir para comenzar a dar pasos que nos lleven e identificar mejor los aspectos que amenazan a la profesión y al ejercicio de ésta en libertad, así como intentar darlos a conocer a la sociedad canaria.
Igualmente, se propusieron ideas que puedan significar avances para el periodismo y la comunicación en las Islas, que serán debatidas en Las Palmas de Gran Canaria este sábado, para que finalmente, en resolución conjunta, se redacte un manifiesto inicial que permita a la Asamblea Abierta avanzar en una dirección determinada por los participantes.
Entre otras cuestiones, se propuso crear un observatorio de medios que mediante un grupo de trabajo interinsular permita realizar una radiografía de la profesión periodística en Canarias en la actualidad. Los datos resultantes deberían servir para valorar el estado de salud profesional, además de mostrar las oportunidades de futuro para el sector.
Pero esta es solo una de las propuestas que se expondrá y debatirá el próximo sábado, a las cinco de la tarde, en el salón de actos del Colegio de Médicos de Las Palmas de Gran Canaria. ¡No faltes!